Durante toda la semana pasada, ese gran programa de investigación que es "Aquí hay tomate" (Telecinco) se volcó con el asunto del secuestro de una señora guineana famosa por haber participado en numerosos programas televisivos con la sana intención de advertir a Raquel Mosquera sobre los turbios negocios de quien fuera su marido, Toni Anipke.
Telecinco dedicó la semana del puente al seguimiento del suceso, para lo que fichó al marido de la secuestradita, que fue saltando de programa en programa para denunciar cariacontecido y previo pago -supongo- su desaparición. Que culminó el viernes pasado con las primeras imágenes en directo de la liberación de la señora. En Alcantarilla (Murcia). Literal. Júrolo.
Lo más interesante del asunto es lo bien que la pareja ha gestionado la tragedia: mientras el marido de la retenida se hacía los programas de Telecinco, ella se limitaba a reaparecer en "el tomate" y a dejarse llevar por el shock post-traumático. Hasta el sábado por la noche, cuando ella decidió recuperarse milagrosamente y esquivar con gracia y salero el secreto de sumario del caso en "Dónde estás corazón" (disecado en el bolso, of course) de Antena3.
"El tomate" no paga, pero te posiciona: te da la relevancia que necesitas, dear celebrity, para que puedas amortizarla después en shows de pago. En espectáculos televisivos de la competencia que deciden sus contenidos con la certeza de compartir audiencia con ese gran programa de humor e intriga de la sobremesa de Telecinco, esa gran cantera de la carroña nacional de cuyas cifras millonarias de espectadores se aprovechan los demás.
El día que se acabe el tomate, a los demás se le acaba el gazpacho. Ya veréis...